Algunos acontecimientos negativos pueden ser forzados o provocados (a veces jugamos con fuego y asumimos -o no- el riesgo que existe de quemarnos), pueden ser responsabilidad nuestra. Sin embargo, hay otros sucesos desgraciados que simplemente se dan, aparecen de repente ante nosotros, sin previo aviso. Así es la vida. Ante esto tenemos dos opciones: desfallecer o crecer. En psicología, la segunda opción recibe el nombre de RESILIENCIA.
La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo de reaccionar y sobreponerse ante las adversidades y, además, de aprovecharlas sacándole un beneficio a modo de aprendizaje, de cambio vital. Algunas personas nacen mas resilientes que otras, pero al ser una capacidad se trata de algo que se puede aprender, reforzar y potenciar.
No es de extrañar que en tiempos de tan fiera crisis este término, proveniente de la llamada Psicología Positiva, adquiera más importancia. No creo que esta moda constituya un consuelo fácil y gratuito (en tiempos de crisis debemos ahorrar al máximo), sino que se trata de una posible solución, de una tabla a la que aferrarse en medio del océano. Por tanto, si me permiten la redundancia, diré que es una actitud resiliente hablar y tratar de abrazarse a la resiliencia.
Ser resiliente (o al menos intentarlo) no implica librarse del sufrimiento que nos puede causar un determinado suceso, ni de la rabia o la frustración. Tampoco se trata de dedicarles una sonrisa bobalicona a los problemas y guiñarles cómicamente un ojo. Entonces estaríamos cometiendo un grave error: estaríamos negando la realidad y, además, no permitiríamos que los sentimientos nos aportaran su sabiduría (como las famosas galletitas chinas de la suerte). Pasadas las primeras fases en las que nos permitimos la cara de sorpresa (estado de shock), maldecimos o se nos escapa alguna lágrima, llega el momento de tomar una decisión: seguir adelante o derrumbarnos y hundirnos. Ser resiliente implica sentir lo malo y analizarlo, pero incluye la esperanza, la fortaleza, la capacidad de adaptación (un don que todos tenemos, creámoslo o no), etc. Entre los componentes más importantes de esta destreza, se encuentran la fe, el optimismo, el sentido del humor, la creatividad, la expresión o comunicación de los sentimientos, de lo acontencido y de lo que pensamos, así como la búsqueda del apoyo de los demás.
Podemos concluir diciendo que es una cuestión de actitud (eso de «la vida es del color del cristal con que se mira»), de la forma elegida de interpretar lo que nos ocurre, por doloroso que sea. Por tanto, hemos de distinguir la experiencia (el suceso) de la vivencia (interpretación subjetiva). Y es que en la vida no siempre podemos elegir lo que nos pasa, pero sí que tenemos el poder de decidir cómo nos lo tomamos.
Anímate a ver más allá del simple problema, a contemplar los errores y los «fracasos» como oportunidades de crecimiento. Puedes aprender a relativizar, a ver el vaso medio lleno, a ver posibilidades detrás de las pérdidas. Cuesta, pero merece la pena intentarlo.
Iván Hernández
Centro de Atención Multidisciplinar
Me parece muy interesante este artículo, ya que la resiliencia es un término que mucha gente desconoce. La primera vez que oí hablar de esta capacidad, se me quedó grabado en la mente, de una manera muy gráfica. La resiliencia es un término que proviene de la física, y alude a la capacidad de un material de recobrar su forma y tamaño originales después de estar sometido a altas presiones. Mi primera imagen, que desde ese momento asocio a la resiliencia, es la de un globo, que al ejercer presión se deforma y va adoptando diferentes apariencias, pero al final, siempre vuelve a su imagen original.
Para quien quiera saber algo más sobre este término el recomiendo el libro: «Los patitos feos: la resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida» de Boris Cyrulnik.
Muchísimas gracias por tu aportación, Esther.
Efectivamente, el término proviene de la física y tu imagen nos permite tener una idea mucho más clara de lo que significa la resiliencia.
Gracias también por la recomendación de ese libro.
Recibe un cordial saludo.
Equipo del Centro de Atención Multidisciplinar.