Todos sentimos ansiedad y todos nos sentimos estresados intentando atender a las diversas demandas de nuestro entorno, en cada una de las diferentes áreas que lo componen (la casa, el trabajo, la economía, la salud, el ocio, la familia, las amistades, etc.). Si a las exigencias del entorno sumamos las de los demás respecto a nosotros y las nuestras para con nosotros mismos, no es de extrañar que podamos acabar “saturados” o “quemados”.
El estrés es un proceso complejo que tiene que ver con la adaptación del individuo al entorno, con su capacidad de respuesta ante las exigencias, presiones o demandas del mismo. Necesariamente no es negativo, al igual que la ansiedad. El problema aparece cuando se prolonga demasiado en el tiempo, cuando su intensidad es excesiva o cuando repercuten negativamente en la vida de la persona causándole malestar y sufrimiento. Es por ello que resulta básico el prevenir estos estados, a través del conocimiento de estos procesos y de la realización de cambios en el estilo de vida y en nuestro funcionamiento en el día a día, tanto a nivel cognitivo (pensamientos), emocional (sentimientos) y conductual (comportamientos), como a nivel social y profesional.
El síndrome de “burnout”, también llamado síndrome de “estar quemado” o de desgaste profesional, se considera como la fase avanzada del estrés profesional, y se produce cuando se desequilibran las expectativas en el ámbito profesional y la realidad del trabajo diario.
Este síndrome es un mal invisible que afecta y repercute directamente en la calidad de vida y fue descrito por Maslach y Jackson en 1986, como un síndrome de agotamiento profesional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre los individuos que trabajan con personas.
La forma de manifestarse se presenta bajo unos síntomas específicos y estos son los más habituales:
- Psicosomáticos: fatiga crónica, trastornos del sueño, úlceras y desordenes gástricos, tensión muscular.
- De conducta: absentismo laboral, adicciones (tabaco, alcohol, drogas)
- Emocionales: irritabilidad, incapacidad de concentración, distanciamiento afectivo.
- Laborales: menor capacidad en el trabajo, acciones hostiles, conflictos.
Existe un grupo de personas que sintomáticamente puede padecer esta enfermedad, estos son los profesionales en contacto con personas, como el personal sanitario, de la enseñanza, asistentes sociales, etc y que según Maslach son los profesionales de ayuda.
Los síntomas que lo caracterizan son:
– Desgaste emocional o agotamiento. Es el rasgo central del síndrome. Implica la sensación de haberse sobrepasado emocionalmente y haber agotado los recursos emocionales, aparece en el profesional la idea de que no tiene nada que ofrecer, que no puede ayudar. Suele acompañarse con síntomas psicosomáticos. Es el aspecto personal o emocional del síndrome.
– Despersonalización o cinismo. Implica una actitud negativa, distante, insensible o excesivamente despegada ante las personas a las que se asiste, ante el trabajo y los compañeros/as. Aparecen síntomas defensivos, culpando a los usuarios de los servicios o al sistema de la situación. Es el aspecto social del síndrome.
– Falta de realización personal o ineficacia profesional. Disminuye la sensación de competencia y logros en el trabajo. Puede desencadenar sensación de baja autoestima tanto en el medio laboral como en el personal. Es el aspecto profesional del síndrome.
El rasgo más característico de este síndrome es la carencia emocional, o lo que es lo mismo, la sensación de no poder dar más de sí mismo, lo que lleva al aislamiento defensivo y al desarrollo de una actitud de indiferencia hacia los demás.
El burnout es un proceso continuo, es un estrés de carácter crónico experimentado progresivamente en el ámbito laboral, donde podemos distinguir tres fases en su aparición:
– FASE 1: las demandas laborales exceden los recursos materiales y humanos dando lugar a una situación de estrés.
– FASE 2: se produce un sobreesfuerzo de la persona como respuesta al desajuste, apareciendo la fatiga y la ansiedad.
– FASE 3: se produce un cambio de actitudes y de conductas con el fin de defenderse de las tensiones experimentadas.
Las causas principales que lo producen son:
- Sobrecarga de trabajo.
- El continuo trato con personas deprimidas.
- La impotencia hacia la enfermedad.
- Los turnos rotativos que cambian el ritmo normal de vida.
- Los trabajos nocturnos.
- La inseguridad en el empleo.
- Las cargas de trabajo familiares.
- Alta responsabilidad de los trabajos.
Para su medición el método más utilizado es el Inventario Burnout de Maslach, que está formado por 21 ítems, en los que se valoran, el cansancio emocional, la despersonalización y la realización personal.
¿Cómo puede reducirse el riesgo de sufrir Burnout?:
Desde el punto de vista individual: conociendo las propias emociones, limitaciones y logros, buscando un equilibrio entre la actividad laboral y la extralaboral (familia, amigos, deporte, ocio y cultura, etc.).
Desde el punto de vista profesional: tratando de adecuar nuestras capacidades a la demanda cuando sea posible, intentando aprender de la experiencia propia y de los compañeros, valorando ejecuciones exitosas del trabajo, tratando de ser realistas con el trabajo, gestionando correctamente los tiempos de trabajo y de descanso, trabajando en equipo y delegando cuando proceda, etc.
Desde el punto de vista de la organización: fomentando un buen clima laboral, facilitando la formación de los trabajadores en habilidades personales útiles para afrontar las demandas del trabajo, valoración y motivación del personal, etc. Diversos estudios nos indican que cuanto mayor grado de control tienen las organizaciones, más aumenta la desmotivación que les puede llevar a casos de burnout. Por lo que para intentar que no aparezca este síndrome, las empresas deberían de adoptar las siguientes estructuras:
- Horizontal
- Descentralizada
- Con mayor grado de independencia
- Promociones interna justas
- Flexibilidad horaria
- Apoyo a la formación
Normalmente para vencer el «síndrome del quemado» ´no sólo hay que atender y resolver el estrés laboral, sino que también la persona ha de cuestionarse el cambio en su funcionamiento en la vida personal. A continuación, les dejamos un enlace de uno de los capítulos del programa REDES que trata el tema del estrés y nos propone una «receta» para combatirlo.